ARQUITECTURA DE LA LUZ
La fotógrafa mexicana, Fabiola Menchelli, manipula la luz para crear una obra refinada y atemporal.
POR SANTIAGO TOCA URIARTE
Architectural Digest Mexico
Febrero 2020

Me gusta la sensación de no saber que estoy viendo, y me gusta más cuando va acompañada de la belleza – tal como la describiera el crítico Dave Hickey – de “estar frente a algo que siempre quise ver pero que nunca se me había presentado”. Lo bello, dice Hickey, hace reaccionar a nuestro cuerpo de manera tal, que nuestro intelecto quiere saber que está pasando. Por eso la belleza rompe con el orden establecido, altera el statu quo y cambia los cánones de lo que deseamos. Eso es lo que sucede estando frente a la obra de Fabiola Menchelli.

Una primera mirada hace evidente que se trata de fotos, al menos por un momento. Su superficie plana refleja la luz y se mantiene sobre el papel con un brillo y un aplomo que solo se logra mediante la fotografía natural. Su cualidad es única. Pero apenas descubierto el medio, de inmediato se desencadenan una serie de preguntas – la mente se cuestiona qué está pasando –, si se trata de fotografías, ¿cómo las logra? ¿Qué hace para obtener esa paleta de color tan particular? ¿De dónde saca esas composiciones tan únicas? ¿Cómo mezcla o superpone los colores? Algo sucede con sus piezas que, en el mejor sentido, no permanecen estáticas ante el espectador, sino que invitan a regresar una y otra vez a mirar.

El proceso de Menchelli es laborioso y su metódica construcción corresponde al de una verdadera artesana de la luz, quien superpone procesos y exposiciones para llegar al resultado final.

A su corta edad, la obra de Fabiola Menchelli ya ha reci¬bido un sólido reconocimiento dentro y fuera de México. Este verano presentará su primera muestra individual en la galería ProxyCo, mientras que la fotógrafa mexicana pasará el verano en Casa Nano, una residencia para artistas en Tokio, Japón. Ese es, hasta ahora, el recorrido ascendente de la artista y su poderosa arquitectura de luz.