La exposición Luego, la Forma, que inauguró este otoño en la Galería de Arte Mexicano, busca elucidar acerca de un proceso nativo de las artes plásticas, la conjuración de lo empírico a lo intangible. La muestra entrelaza las prácticas de Ramiro Chaves, Yeni Mao, Fabiola Menchelli y Alejandra Venegas. Sus trabajos extraen dibujos, pinturas, esculturas o fotos del complejo espacio de transición entre la fuente y la realización de la obra.
Venegas traduce su paisaje circundante, procesándolo a través de la engañosa simplicidad de los gestos y las marcas. Las obras son una reacción experimental, digieren el paisaje y lo empujan a través del camino automático del ojo a la mano. También en conversación con su entorno, Chaves utiliza múltiples procesos y múltiples marcos de referencia. La colaboración en su trabajo suma capas de espacio y expresión, un testimonio de la conciencia colectiva. En lugar de crear espacio ambiental como en otros trabajos de gran escala, el ciclorama aparentemente interminable se convierte en un documento del proceso.
Preocupada por la naturaleza elemental de la luz como fuerza primordial, Menchelli utiliza la incorporeidad de la luz no sólo como un proceso, sino como un tema. Las fotos tratan sobre la esencia de lo fotográfico, creando un sistema de retroalimentación que vibra con misticismo, astronomía y ciencia ficción. En un circuito cerrado similar, Mao se acerca a lo incorpóreo a través de la mediación de lo corpóreo. Su trabajo sugiere un espacio arquitectónico, construyendo un cuerpo cibernético únicamente a través del marco circundante. Dichos componentes, formas de expresión, sistemas de pensamiento a través de la materialidad y modos de visualización, proporcionan una caja de resonancia.
Y luego la forma, trata sobre el proceso como expresión, una fisicalidad que nace de una impresión, la forma formada por un olor etéreo. Las obras descifran la forma en que se hace la forma. Estas prácticas son cada una una aclaración, una paráfrasis, una decodificación.